Una tradición cuenta que el Inca Mayta Cápac recibió una petición de sus súbditos al llegar al valle del Chili. Éstos le solicitaban el permiso de quedarse en la comarca para poblarla, pues quedaron maravillados por la belleza del paisaje y la suavidad del clima. El inca respondió «Ari qhipay» (en quechua: «Sí, quedaos»); ésta fue la etimología que utilizó el padre Calancha que fue traducida por J. Ignacio Gamio
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